El cambio en las dinámicas de compra que ha tenido lugar durante estos últimos años de revolución tecnológica ha obligado a las empresas a replantearse qué productos están ofreciendo a sus clientes y cómo lo están haciendo. La diversificación de opciones ha hecho que la lucha por la atención del comprador sea más feroz, obligando a los distintos participantes a esforzarse más por ofrecer un producto user-centric, o lo que es lo mismo, centrado en el consumidor y con el objetivo de mejorar la experiencia de usuario. El consumidor ha adoptado un rol más activo y exigente, es consciente de que hay un mayor rango de opciones entre las que elegir y esperará de ellos nada menos que un servicio excepcional.
¿Pero qué significa eso?
Ofrecer un producto o servicio user-centric significa poner al cliente, a cada uno de ellos, en el centro y construir desde ahí, para asegurar la mejor experiencia de usuario. Pero para que esto pueda darse, antes de desarrollar un producto, debemos seguir los siguientes pasos:
- Escuchar la problemática a resolver
- Trabajar en desarrollar tecnología que se adapte al usuario
- Acompañar al cliente durante el proceso de implementación
- Ofrecer un servicio de atención al cliente a posteriori
- Analizar resultados y feedback para realizar correcciones
Debemos ser capaces de ofrecer un servicio adaptable, entendiendo y resolviendo la necesidad de cada detalle. La prioridad debe ser que responda acertadamente a las necesidades concretas de cada cliente, que el producto sea eficiente, sí, pero también y, sobre todo, accesible.
¿Qué supondrá el user-centric para el cliente?
Un diseño centrado en el usuario optimiza la usabilidad y la conversión de objetivos del producto, además examina la facilidad de navegación y detecta los problemas para poder mejorar. Estar dispuesto a escuchar en todo momento al cliente nos ofrece una perspectiva diferente, un enfoque externo que puede ayudar a tomar mejores decisiones, para hacer las correcciones necesarias que reducirán la tasa de rebote y aumentarán la satisfacción del cliente y el número de ventas.
En nuestro caso, y como proveedores de herramientas tecnológicas trabajamos para que sean funcionales y eficientes para el usuario final, pero sin olvidarnos nunca de nuestro cliente directo. Ambos dos son tenidos en consideración para diseñar la experiencia de usuario.
Por ejemplo, recientemente detectamos que nuestro cliente tenía unas necesidades que nuestros productos de tecnología biométrica no conseguían suplir, por lo que se empezó a trabajar en una solución que diese respuesta a todas sus problemáticas, y que además lo hiciese de forma conjunta, a través de una única herramienta, Facephi Identity Platform.